Para todos, o casi todos, la palabra vocación se refiere a la inclinación a un estado, una profesión o un trabajo. Sin embargo, la primera acepción que nos presenta el Diccionario de la lengua española es: «Inspiración con que Dios llama a algún estado, especialmente al de la religión».
Y esto explica, desde el origen de la palabra, tomando en consideración que proviene del latín vocatio, el llamamiento o convocación del que la religión se vale para inspirar a los mortales a unírsele.
En el plano social, profesional o laboral, se realiza una analogía con ese anhelo o sentimiento interno que surge como un deseo irrefrenable por seguir una actividad específica que pareciera venir de un llamado divino. Sin duda, una conexión poco más que romántica para ti.
La vocación en el plano académico
Finalmente, el mundo moderno ha adoptado el término de vocación como un proceso que al paso del tiempo se va fortaleciendo y que irás alimentando para descubrir el qué quieres, cómo lo quieres y hacia dónde debes ir para lograrlo.
Sin embargo, en el pasado, prácticamente esa posibilidad no existía. Si vivieras en otra época, hubieras nacido, crecido y muerto en un breve espacio, en una parcela o fábrica, heredando la ocupación de tus padres.
Este es un problema que sigue existiendo tanto en comunidades aisladas como en los grandes corporativos, donde incluso los herederos se niegan a tomar las riendas del negocio o simplemente lo hacen mal.
Tradicionalmente los estudios te van llevando poco a poco a elegir, en la medida de lo posible, una carrera. Así, después de la secundaria, deberás optar por un área de estudios que ya lleva implícito el sello que la diferencia: administrativa, físico-matemática, ciencia o arte, esta última tal vez una de las áreas que más suele identificarse con la vocación.
Pintores, músicos, poetas, entre otros, se vuelcan sobre la carrera de manera casi irracional, al grado de que parecen cumplir con su propósito con cantar en el metro por unas monedas, y sentirse más satisfechos que un ejecutivo que gana en dólares.
Cuando comienzas un negocio o persigues una carrera donde el dinero o la seguridad es el objetivo principal, tendrás una mayor tendencia a darte por vencido si no ves los resultados esperados en un plazo determinado.
Por eso, elige hacer algo que sea fruto de tu pasión y así vas a perseverar sin tomar en consideración los resultados e, irónicamente, debido a esa actitud implacable, terminarás haciendo que funcione.
¿Cómo puedo descubrir mi vocación?
Vivimos en la cultura de lo inmediato. Todo es para ayer. Tómate tu tiempo para analizar tus propias señales internas, concéntrate en aquellas que definen tus dones y pasiones. Reserva un momento alejado del bullicio, piensa y hazte algunas preguntas:
- Cuando eras un niño, ¿Cuál era la actividad que más disfrutabas? Tal vez tu mayor placer era correr tras un balón o quizás la lectura.
- En la etapa escolar, en la preparación de un trabajo grupal, ¿con qué parte del proyecto o experimento te gustaba relacionarte más o cuál sugerían tus compañeros que hicieras?
- ¿Cómo te visualizas en un futuro a mediano plazo? Quizá viajando a otras ciudades o países para resolver asuntos laborales o quizás seas de aquellos que difícilmente pueden dormir en cama ajena.
El cantautor, guitarrista y poeta argentino Atahualpa Yupanqui (1908-1992) solía decir: “Yo camino por el mundo. Soy pobre. No tengo nada. Solo un corazón templado y una pasión: la guitarra”.
Como él, la mayoría de nosotros sabemos en el fondo cuál es nuestra vocación, qué es lo que realmente deseamos hacer en la vida. La parte realmente difícil es superar los obstáculos y las justificaciones que como fantasmas te inventas para no seguir tus llamamientos. Confía en ti, esa es la clave.
Si quieres que te ayudemos a descubrir o ayudarte un poco más a que sepas qué rama, carrera universitaria o trabajo te gusta más te recomendamos que realices nuestro test vocacional.